El trastorno negativista desafiante (TND) hace referencia a una forma habitual de responder frente a las normas o límites, la cual consiste en reaccionar desproporcionadamente con rabietas o pataletas, con irritabilidad y llanto para rechazar o evitar el cumplimiento de la norma.
Posteriormente empieza a presentarse el hábito de enfrentarse y retar con agresión a la autoridad. Existe una tendencia por culpar a los otros de sus errores y mal comportamiento.
Trastorno disocial
El trastorno disocial (TD), también llamado trastorno de la conducta (del inglés conduct disorder) es una tendencia constante, premeditada y deliberada a realizar actividades que están dirigidas a violar los derechos de los demás.
Las conductas disociales se pueden clasificar en aquellas desplegadas para violentar la integridad física de los otros (violencia y crueldad), en las orientadas a producir daño o menoscabo de la propiedad ajena (incendios, fraude, robo, asalto, vandalismo) y, finalmente, en las asociadas con violaciones de normas importantes de convivencia (fugarse de la casa o el colegio, engañar.
Factores biológicos: Existen patrones familiares de psicopatología asociada como son el TDAH, TUS y los trastornos afectivos.10 Además se han implicado factores de temperamento difícil en niños que posteriormente desarrollan
Factores psicológicos: Se ha asociado con el apego inseguro así como con los cuidados parentales deficientes.12 Además los niños agresivos muestran fallas en el reconocimiento de las claves sociales, tienen una atribución agresiva equivocada sobre las conductas de los pares, lo que genera pocas soluciones a los problemas y tienen la expectativa de ser recompensados por sus respuestas agresivas.
Factores sociales: La pobreza, la falta de estructura social y la violencia en la comunidad contribuyen al diagnóstico del TND.14 Debe tenerse en mente que existe una alta comorbilidad entre el TND, el TDAH y el TD, por lo que estos niños y adolescentes experimentan múltiples factores de riesgo intraindividuales y contextuales, que se inician en la infancia y pueden llevar a una formación adversa en la personalidad como la última manifestación del riesgo global de psicopatología externalizada El TD es el trastorno externalizado más grave y está caracterizado por un patrón repetitivo y persistente de conducta que incluye la violación de los derechos básicos de los demás, de las normas sociales o de las leyes El TD se caracteriza por cuatro áreas de manifestación: Agresión a personas y animales, destrucción de la propiedad, fraudulencia/robo y violaciones graves a las normas. Esta categoría incluye una serie de manifestaciones muy heterogéneas que se han descrito como: Fanfarroneo, amenaza o intimidación a otros, peleas físicas, uso de armas que puede causar un daño físico grave a otras personas (palo, botella, navaja, pistola), manifestación de crueldad física con personas o con animales; robo, forzar a alguien a mantener una actividad sexual, provocar deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves, destrucción deliberada de propiedades de otras personas, irrupción violenta a la casa o el automóvil de otra persona; expresión de mentiras para obtener beneficios, favores o evitar obligaciones, robo de objetos de cierto valor sin enfrentar a la víctima, permanecer fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad; se presentan fugas nocturnas de casa por lo menos en dos ocasiones.
Bajo la perspectiva del desarrollo el TD puede tener cuatro trayectorias: una primera, que incluye al grupo de individuos con leves pero sostenidas manifestaciones conductuales a lo largo del desarrollo; una segunda, de sujetos que inician en la infancia y cuya conducta se limita al concluir ésta; una tercera, de sujetos que inician en la adolescencia y la cuarta, que se inicia en la infancia y persiste a lo largo del desarrollo.
El Trastorno Negativista Desafiante
(TND) se caracteriza por enfados frecuentes y descontrolados, así como por plantar cara a las figuras de autoridad y a sus órdenes, junto con una actitud victimista y susceptible (ver tabla 2). El Trastorno Disocial (TD), más grave, incluye conductas agresivas hacia personas o animales, robos, fraudes o destrucción de objetos, y fugas del hogar y/o del colegio. Se diferencia del trastorno disocial porque no hay violaciones de las leyes ni de los derechos básicos.
Un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea un hermano.
Enfado/irritabilidad
- A menudo pierde la calma.
- A menudo está susceptible o se molesta con facilidad.
- A menudo está enfadado y resentido.
Discusiones/actitud desafiante
- Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los niños y los adolescentes.
- A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de figuras de autoridad o normas.
- A menudo molesta a los demás deliberadamente.
- A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.
Vengativo
- Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos seis meses.
Leve: Los síntomas se limitan a un entorno (p. ej., en casa, en la escuela, en el trabajo, con los compañeros).
Moderado: Algunos síntomas aparecen en dos entornos, por lo menos.
Grave: Algunos síntomas aparecen en tres o más entornos
TD desafiante y oposicionista (“la diferencia clave [con el resto de TD] es la ausencia de violación de las leyes o de los derechos fundamentales de los demás”); TD limitado al contexto familiar (“es posible que […] no implique el mal pronóstico general de TD generalizados”); TD en niños no socializados y TD en niños socializados (esta división también estaba presente en el DSM-III-R y se eliminó al no haberse constatado que tuviera validez pronóstica, pese a que algunos estudios, por ejemplo de Rutter y Giller, de 1984, parecían apuntar a que el pronóstico era mejor en los socializados). Admite además, como entidades diferenciadas, los diagnósticos de Trastorno hipercinético disocial (TD más TDAH) y TD depresivo (TD más depresión). En relación con este último punto es obligado recordar que hasta un tercio de los niños prepuberales con depresión mayor presentan un trastorno de conducta concomitante (Puig-Antich, 1982).